lunes, 28 de julio de 2008

Condenaron a cadena perpetua en una carcel comun a Luciano Benjamin Menendez por represor, genocida y torturador



La Justicia Federal de Córdoba condenó ayer al otrora jefe del Tercer Cuerpo de Ejército y a sus siete subordinados a duras penas de prisión, que colmaron ansias de justicia acumuladas durante treinta años y desencadenaron el festejo popular.


Las palabras “…prisión perpetua e inhabilitación absoluta perpetua” arrancaron en la sala una ovación que el juez Jaime Díaz Gavier apenas pudo contener para seguir leyendo y a los pocos segundos decir “…en consecuencia revocar su prisión domiciliaria y ordenar su inmediata detención y alojamiento en una unidad carcelaria dependiente del Servicio Penitenciario de la Provincia de Córdoba” y desatar otro aplauso.
Era la resolución 9ª de la sentencia de la “causa Brandalisis”, acaso el enunciado más esperado de la historia reciente de Córdoba. Porque las frías y gastadas palabras, repetidas en cualquier proceso penal, esta vez le cambiaban la vida nada menos que a Luciano Benjamín Menéndez, el máximo símbolo del terrorismo de Estado en la provincia de Córdoba y en otras nueve que estuvieron bajo su dominio durante la dictadura militar. Esta vez, esas palabras trocaban como nunca impunidad por justicia.
Después siguieron las condenas a Hermes Oscar Rodríguez (22 años), Jorge Exequiel Acosta (22 años), Luis Alberto Manzanelli (prisión perpetua), Carlos Alberto Vega (18 años), Carlos Alberto Díaz (prisión perpetua), Oreste Valentín Padován (prisión perpetua) y Ricardo Alberto Ramón Lardone (prisión perpetua), penas que todos deberán cumplir en cárceles comunes y que minutos después la hinchada de militantes de HIJOS que saltaba en las butacas traduciría: “¡Se van a Bouwer, la puta que los parió!”.
No era para menos. Treinta años después, en el Palacio de Justicia por fin se hizo justicia. Memoria y justicia. Eso tan anhelado se dejaba oír en los gritos y sollozos, y asomaba en los abrazos, las sonrisas, las lágrimas, en las caras de satisfacción de los familiares de las víctimas, fiscales, abogados querellantes, testigos, militantes, periodistas y referentes sindicales, políticos y sociales, mezclados con las máximas autoridades provinciales y de la ciudad.
La temperatura ambiente y la adrenalina perlaban caras y encendían miradas que buscaban a otras caras con quien compartir la alegría, mientras el coro se acordaba de dedicarle el triunfo a María Angélica “Keca” Olcese de Moller, la querida fundadora de Familiares que falleció ayer sin alcanzar a ver desde este mundo eso por lo que tanto luchó.
También se pronunciaban los nombres de Humberto Brandalisis, Hilda Palacios, Carlos Lajas y Raúl Cardozo, aquellas jóvenes víctimas secuestradas, torturadas y asesinadas a fines de 1977 por quienes recién hoy van a comenzar a pagar sus culpas. La reconstrucción del calvario de estos cuatro militantes revolucionarios permitió -además- recordar, dimensionar y comprender lo que fue el terrorismo de Estado en una de las provincias más castigadas del país.
La emoción se extendía como una ola hacia afuera de la sala y hasta la calle, desde la que llegaba el eco de los cánticos y bombas. Pero muchos se demoraron en la sala y en el primer piso de ese edificio que tantas veces fue escenario de frustraciones, para paladear un momento que sentían histórico.
Poco a poco, cada uno fue bajando las escaleras y atravesando el hall para salir al calor de una tarde como elegida para semejante festejo popular.
Baronetto: “La justicia comenzó a pagar una larga deuda"
Luis Miguel “Vitín” Baronetto, como tanta otros compañeros, vivió un momento “conmocionante” cuando el fiscal Jaime Díaz Gavier comenzó a leer el fallo que condenaba “a cadena perpetua y cárcel común” a Luciano Benjamín Menéndez.
“La justicia comenzó a pagar una larga deuda”, sintetizó Baronetto e inmediatamente agregó: “Y es muy importante que la haya pagado porque esto reanima a mucha gente que tiene tantos años encima de lucha y que luego de treinta años puede decir que se hizo justicia y sin privilegios para los genocidas”.
“Este es un primer paso muy importante y esperemos que impulse las otras causas como la de los fusilamientos en la cárcel de San Martín donde ya están los procesamientos y solo falta que se sortee el Tribunal y se fije el día del comienzo del juicio”, manifestó Baronetto.
“Lo de hoy también sienta un gran precedente para el resto de las causas que se tramitan en Córdoba porque ya hay una investigación profunda de como funcionó el terrorismo de Estado durante la última dictadura lo cual seguramente agilizará la resolución de otros juicios”, afirmó.
Visiblemente emocionado, “Vitín” Baronetto dijo que cuando escuchó el fallo recordó a su esposa, Marta González, “fusilada” en la Penitenciaria de barrio San Martín. “Sí, me acordé de ella, pero también de muchos otros compañeros que hoy no están y que por ellos seguimos luchando para que se haga justicia”, enfatizó.
Finalmente, el Director de Derechos Humanos de la Mnicipalidad de Córdoba y secretario Adjunto de la CTA-Córdoba, resaltó la importancia que tiene este juicio para los jóvenes.
“Muchos pibes siguieron con atención el desarrollo del histórico juicio y esto seguramente les servirá para tomar conciencia que ´nunca más´ en la Argentina pueden permitir que se repitan las atrocidades que cometieron los genocidas que acaban de ser condenados”.
Estela Carlotto: Al fin se hizo justicia
“Este es un camino que no tiene regreso y deberá ser recorrido por otros jueces en otras causas, no solo en Córdoba sino en todo el país. La justicia lenta no es justicia, pero llega, y cuando llega, es justicia. Viví con mucha emoción esta histórica jornada y todos debemos seguir el ejemplo de Córdoba que tiene gente muy luchadora y el resultado de este juicio es una cabal demostración que nunca hay que bajar los brazos. Que los hayan condenado es una buena noticia, pero lo es mas aún que deban cumplir la condena en cárcel común”.
María Lajas: Mi hermano puede descansar en paz
“Creo que es una cachetada a todas las personas que quisieron borrar el pasado y hacer de cuenta que acá no había pasado nada y qué se había tratado de una guerra. Esto no fue una guerra, sino un genocidio planificado y que por fin después de treinta más los culpables son condenados como corresponde. Hoy es uno de los días mas hermosos de mi vida con una mezcla de emociones y la satisfacción de que mi hermano ahora podrá descansar en paz sabiendo que estos genocidas que se creían invencibles e intocables han recibido su merecido”.
Sonia Torres: Un gran primer paso
“Tengo una emoción muy grande y esta noche cuando vaya a mi casa le podré al retrato de mi hija desaparecida que por lo menos su sacrificio no fue en vano. Pero la lucha no termina acá, sino que debe seguir hasta que todas las causas lleguen a juicio. Este es un primer gran paso de una lucha que comenzó hace tres décadas y que ahora empieza a dar sus frutos”.
Martín Fresneda: Otilia en el recuerdo
“Siento una enorme satisfacción por tanto afecto de la gente que reconoció nuestro trabajo para que los genocidas fuesen condenados. Y en este momento recuerdo a mi abuela Otilia, quien sentí que estuvo más cerca que nunca y a la “Queca” (Muller) que se murió ayer y no pudo vivir este histórico momento. La sentencia es la que esperábamos y se completó con la decisión de que los condenados vayan a cárcel común".
Fuente: Prensared, la Agencia de Noticias del Círculo Sindical de la Prensa y la Comunicación de Córdoba (Cispren-CTA)
* Secretario de Comunicación y Difusión de la CTA Córdoba Capital. * Corresponsalía Córdoba